lunes, 2 de febrero de 2009

Cuando el paisaje es sólo arquitectura...







Nadie se ha puesto de acuerdo sobre la autoría de esta tabla que se encuentra en la Galleria Nazionale delle Marche en Urbino que presenta una perspectiva urbana de soberbia composición protagonizada por un artista desconocido del Quattrocento. Piero della Francesca (Borgo di San Sepolcro, Toscana, 1416-17- id. 1492) se interesó mucho por estas cuestiones, tanto en la propia pintura, con los efectos de profundidad de la imagen como en los escritos que produjo en sus años finales. Dado que existen ciertas similitudes con los elementos arquitectónicos que el artista pintó en su Flagelación a mediados del s.XV, se ha atribuido a este maestro la autoría de la obra.















Se considera que entre 1448 y 1451 el pintor residiría en Ferrara ya que los artistas locales exhiben una gran dependencia de la pintura de Piero, aunque no se disponga de ninguna documentación relativa a esta estancia. Otro notable oriundo de Sansepolcro fue Fra Luca Paciolli (1445-1510) que junto a Leonardo da Vinci estudiará el carácter indispensable de la matemática y de la geometría para la creación del arte.















La composición está dominada en su centro por un edificio de planta circular de dos alturas que se sujeta por un muro resaltado con medias columnas; a ambos lados se sitúan diversos edificios que dota de perspectiva al conjunto cerrando la composición nuevas arquitecturas que define el horizonte de fuga. El despiece policromado del pavimento sirve para acentuar el efecto mientras que los podios sobre escalones del primer plano dotan a la composición de un carácter simétrico. La luz y las sombras propias y arrojadas de la obra, dotan a la composición de efectos que son también característicos del pintor de Sansepolcro.














Otro ilustre artista que también residió en Ferrara fue Giorgio de Chirico (Volos, Grecia, 1888- Roma, 1978) a partir de 1914. En 1906, tras la muerte del padre, la familia De Chirico se había trasladado a Alemania, donde Giorgio asistió a la Academia de Bellas Artes y entra en contacto con la cultura artística, literaria y filosófica del país. En 1908 vuelve a Italia para reunirse con su familia; en 1910 se traslada a Florencia y experimenta la influencia de Giotto y de la pintura primitiva toscana, iniciando un estilo rico en perspectivas y en imágenes arquitectónicas. En el verano de 1911 se marcha con su madre a París, donde vive su hermano Alberto, y allí comienza su verdadera carrera artística en contacto con la vanguardia artístico-cultural francesa. En 1913 exhibe otras tres obras en el Salón de los Independientes de París. Su arte despierta la atención de Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire, gracias a los cuales De Chirico entabla amistad con Brancusi, Braque, Jacob, Soffici, Léger y Derain.




















Estalla la Primera Guerra Mundial y los dos hermanos De Chirico vuelven a Italia. Giorgio es movilizado, sufre una crisis nerviosa y se le destina al Hospital de Ferrara, donde realiza una tarea burocrática por considerárselo inepto para el servicio. Sigue cultivando una estrecha relación con el ambiente parisino y entra en contacto con el movimiento Dadá. En Ferrara pinta distintos cuadros y conoce a Filippo De Pisis, iniciando también una correspondencia con Carlo Carrà, a quien conocerá durante su estancia en un hospital militar. Nace así la "pintura metafísica", teorizada poco tiempo después en la revista Valori Plastici. En 1918 De Chirico obtiene el traslado a Roma. En 1919 realiza su primera exposición individual y publica el manifiesto Noi metafisici. En ese momento comienza para De Chirico un periodo rico de exposiciones en toda Europa, sobre todo en Francia.




















La pintura de De Chirico es apreciada por todos los maestros dadaístas y surrealistas, pero también por los artistas alemanes de la Bauhaus. En 1928 presenta su primera muestra individual en Nueva York, en la Galería Valentine, y poco después expone en Londres. En estos años, además de la pintura, cultiva también la escritura y diseña escenografías para espectáculos teatrales y ballets. Pocos meses después de cumplir noventa años, el 20 de noviembre de 1978, Giorgio De Chirico muere en Roma. Sus restos descansan en la Iglesia Monumental de San Francisco a Ripa en Roma.




















La deconstrucción de la pintura de Chirico produce un efecto sorprendente, ya que el paisaje en su pintura es una pura anécdota, pues es la propia arquitectura la que lo organiza. De ese modo, puede verse que la supresión de los elementos arquitectónicos en su pintura produce un efecto semejante al que veíamos al suprimir las figuras en los retratos de los Duques de Urbino. De un paisaje con significación se pasa a otro típicamente mesetario en el que sólo figura en el horizonte un improbable volcán en erupción...

En cualquier caso es evidente que Chirico tomó de los maestros del Quattrocento su primera materia para la elaboración de su pintura “metafísica” que está evidentemente inspirada en los principios clásicos e idealistas de Piero della Francesca o su paisano Paciolli.

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